Entonces, el cielo se llenó de naves espaciales, de muchísimas razas, de muchísimos rincones del universo. Todos unidos por un sólo objetivo, una sola reliquia, un único propósito; no algo, sino alguien.
El sonido era atronador, no había luna ni estrellas en aquella noche olvidada, luces de muchísimos focos iluminaban todos a la misma persona. Miles de naves, llenas del armamento suficiente para hacer explotar el planeta entero estaban apuntando todas al mismos objetivo; y la persona, aparentemente indefensa, a la que estaban apuntando, no hacía más que sonreír confiado a pesar de estar completamente . Entonces, la figura, solitaria sonriente y desarmada, alzó la voz, y pareció que el planeta entero se callaba para escucharle:
"Me río de vosotros... ¿Quién va a matarme? Vamos, miradme: ¡No tengo plan, no tengo plan B, no tengo vuestras malditas armas! ¡Oh, y algo mas! NO TENGO NADA QUE PERDER, porque estoy COMPLETAMENTE SOLO, y sin NADIE que me espere para cenar o para felicitarme por mis hazañas. Así que, si vais a quedaros sentados en vuestras tontas naves espaciales con todas vuestras PEQUEÑAS Y RIDÍCULAS PISTOLITAS, ¿de verdad tenéis el valor de venir a por mí? ESTA NOCHE, sólo recordad cada oscuro día que os detuve, y ENTONCES, haced algo útil para atraparme... por orden, por favor. Dejad a alguien empezar primero."
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