jueves, 7 de marzo de 2013

Estrella, instantánea y eterna estrella.

Tumbado sobre el césped, el viento soplando sobre las hojas y las copas de los árboles, el Príncipe observa el cielo nocturno. Infinito, eterno, mucho más real que cualquier otra cosa en aquel momento. La brisa de verano roza cada brizna de hierba y acaricia cada estrella y cada astro de la gran cúpula celeste. El Príncipe sonríe, ha estado allí arriba, se ha criado allí arriba nadando en el cosmos. Galaxias de fuego y diamante, miles de millones de luces incandescentes, polvo de estrella acariciando cada sonrisa, inconmensurables supernovas explotando en un segundo y llenando todo del bello caos, del arte que alcanza su punto álgido justo antes de desaparecer para siempre.

Una estrella fugaz cruza el cielo, instantánea, para volver a desaparecer y no ser vista nunca más. Quizás algún día recordemos haber visto esa estrella, quizás dentro de un tiempo, convertida ya en un recuerdo, vuelva a surgir de nuestra mente para intentar ser revivida durante unos instantes de nostalgia. Quizás no, y muera sin llegar a ser siquiera recuerdo.
 Puede que llegue el día en el que recordemos estos momentos que nos dedicábamos a dejar pasar sin preocuparnos, o que pasaban entre terribles pensamientos y malestares por quién recordará qué. Pero ahora, en este mismo instante, no son recuerdos. Ahora mismo los estamos viviendo, justo en este instante en el que estás leyendo estas palabras hay personas naciendo y muriendo, estrellas apagándose y galaxias originándose, besos y caricias quién sabe dónde, y no importa, porque lo verdaderamente importante es que ahora somos conscientes de que está ocurriendo. Aquí, allí, en todas partes, están originándose los que serán algún día los recuerdos que guardaremos en nuestro Baúl de los Recuerdos.
Pero qué importan los recuerdos, ya habrá tiempo para recordar, ya que ahora, en este instante, estamos vivos. Y ahora que sabemos que vivimos, es cuando podemos empezar a vivir.


2 comentarios:

  1. Espero que ésta estrella no sea olvidada, y también que la mayor parte de la gente la reconozca y la recuerde, como algo bueno, como algo espontaneo, como la estrella que es.

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  2. Desgraciadamente, esto pasa continuamente. Vemos pasar momentos, personas, e incluso estrellas ante nuestros ojos para después dejarlas escapar, dejarlas en el olvido. Y da lástima que algo tan precioso se quedé ahí, olvidado. Cuando deberíamos intentar retenerlo el máximo de tiempo posible.

    Abrazo
    explosivo.

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