lunes, 31 de diciembre de 2012

Por todos los que callan por alguien.




Sufre desde detrás del espejo. No dice nada, guarda todo dentro de su puño apretado. Si le pregunta, responderá que está bien, esa vaga y débil mentira que no puede esconder el rojo de sus ojos, fruto de lágrimas pesadas como balas en sus mejillas.
  Se traga todas las bombas para evitar que éstas la dañen, bombas que explotan cuando nadie mira y aniquilan cada mariposa en su estómago, cada sonrisa y recuerdo dulce. El dolor cae en forma de bomba hasta el vientre y se lleva cada aleteo de mariposa y cada momento cálido. Se traga las explosiones, por los dos. Para que solo uno sufra. Porque la felicidad de la otra persona es lo único y lo más importante.
Suelta su rabia en forma de colores sobre las palabras, de olores sobre su música, sonidos en su lienzo. Mira la habitación detenidamente. En esa esquina hay un grito, en esa mesa una caricia, en esa otra esquina un beso. Y en la comisura de sus labios, palabras y besos que no llegaron a tener un momento en la historia de ambos.
  Ahora todo está bien. Mejor que nunca. Hasta que la luz se apaga, nadie mira, se queda solo, y sus hombros se agitan a cada sollozo arrancado.


viernes, 16 de noviembre de 2012

Sólo una figura más en la noche.


Las calles están mojadas, oscuras, bañadas de la tierna y suave humedad de la noche en la ciudad. La lluvia dejó su rastro por toda la avenida, sus gotas se juntaron en forma de espejos en el suelo de asfalto. Esta noche no hay luna en el cielo, no hay luz desde ahí arriba. Hoy, las farolas iluminan a las gentes que se deleitan con la magia que aparece junto con las tristes sombras de la noche.

Aquí y allí, gentes vienen y van. Grupos de amigos ríen juntos, amigas comentan cosas entre ellas, padres balancean las manos con sus pequeños tesoros, parejas se dan la mano y se abrazan combatiendo el frío a base de amor.
 Entre todos ellos, gris, imperceptible, se mueve el Príncipe.
Ese es el Príncipe. El que no habla con nadie, el que no mira a nadie. El que lleva la capucha de la sudadera negra ocultando sus ojos, el que no parece tener rumbo fijo. El más solo de todos, que pasa indiferente entre  las risas y los besos cálidos. Ese solitario ser que junta las manos y se las sopla para calentarse porque no tiene a nadie que le ofrezca el calor de un abrazo o de una caricia. El único que en lugar de pensar en cualquier preocupación, se dedica a observar de reojo la mágica esencia que todo inunda; el único que mira al padre que da la mano a su hija, que observa a la pareja besarse con cariño, que contempla a los grupos de amigos gastar risas, que disfruta observando cómo, sin razón aparente, todos parecen felices.
 El Príncipe es ese extraño ser que aquella noche no tiene en lo que pensar, que simplemente mira a su alrededor y se deleita con cada detalle de las vidas que no son la suya.

 Porque el Príncipe, tras todos estos años, había dado su vida más de una vez por alguien. Porque nadie es menos importante.

Porque todas y cada una de las sonrisas que iluminaban la noche tenían un significado.

martes, 30 de octubre de 2012

Va para todos mis lectores. Para los que creyeron.

Suelto durante unos momentos la pluma para detenerme a mirar lo que estoy haciendo. Una vez, una vez más, y otra más, me paro a leer vuestros comentarios de apoyo y todas esas cosas tan hermosas que me decís sobre lo que hago y sobre lo que creo estar haciendo como proyecto de Escritor, después de un año escribiendo este blog.
 Si, Escritor, con mayúscula.
Porque no hay un día que no mire cómo las visitas de este rinconcito van creciendo más y más y no sonría sólo de pensarlo.
Todavía pienso en que algún día podré ver mi obra publicada, y sé que ese momento llegará. Y cuando llegue, espero que estéis ahí los de siempre y que puedan llegar otros nuevos.
 Pero como las palabras no bastan, y como me parece muy de subidito eso de agracéroslo todo en general, os dedico una línea o dos a cada uno que creyó en mi, jugándome mucho estar olvidándome de alguien. Antes de nada, sepáis que aquí nombro a aquellos que vieron por primera vez mi blog y me apoyaron en mi sueño.

A mi madre; que me educó y enseñó a ver el mundo de otra forma y a buscar la felicidad.
A Alejandro; mi primo, mi hermano.
A Edu; mi mejor amigo desde que lo conocí en la guardería.
A mis amigos más cercanos, que me sacáis una sonrisa a cada momento: Pablo, Nacho, Oscar, Andrés, Mario, Paula, Ángela, Álvaro.
A mis músicos, que nunca me habéis fallado y que siempre le disteis música a los días grises: Helena, Naila, Violeta, Cris, Rocío, Isa, Rubén.
A Aracceli, que me aconsejó escribir para el público y confió en mí.

Sois los que siempre estuvísteis cuando empecé, los que me animásteis cuando emprendí el viaje en el barco del arte, los que sé que estaréis cuando mis alas se mojen y no puedan volar. Siempre tendré una sonrisa para vosotros.

Y a todos los que llegásteis luego, o acabáis de llegar,  sed bienvenidos a mi barco.

Me dejo de dedicatorias y extras por el momento. Ya sabéis que dentro de poco habrá entrada, y pienso hacerlas con mucha más frecuencia; disculpadme el descanso que me dí en verano.

Con cariño, desde mi nube, El Príncipe Alquimista.

sábado, 27 de octubre de 2012

Música, amor y personas. El Concierto.


Uno a uno, me voy abotonando la camisa negra, ésa que sólo me pongo en las ocasiones más especiales: Cuando voy a hacer música.
Me gusta definir la Música como la única cosa que existe en el mundo que es capaz de hacer que mis pelos se ericen, mis lágrimas surjan y mis sentimientos se encuentren.
Es un ritual lleno de magia y sensaciones, no todos alcanzan a comprender el sentimiento que lo embarga todo cuando las cuerdas vibran y los metales dorados y plateados llenan todo de sonidos y de ritmos celestiales. En diferentes lugares, diferentes casas, diferentes rincones del mundo, todos los miembros de aquel ejército de inmortales se abotonan las camisas negras y sonríen al espejo, ansiosos de subir al escenario.
 Son muchísimos, pero ninguno es igual al anterior. Mientras una chica se muerde las uñas presa de los nervios, otro chico se ajusta su pulsera de la suerte con toda la tranquilidad. Uno a uno, cogen sus armas, sus instrumentos, aquella parte de su alma hecha de metales dorados, cuerdas cristalinas y llaves intrincadas. Todos se preparan para el gran momento, una vez más.
 Es maravilloso pensar cómo, aunque no existen dos músicos iguales, a todos los une esa pasión compartida, ese anhelo por el sonido perfecto de las armonías y esa satisfacción de ver el duro trabajo dar su fruto. A todos los une una misma causa, el corazón de todos ellos está forjado de la misma materia diamantina a la que llamamos Música.
Al fin, uno a uno, todos los componentes del ejército suben al escenario. Todos aquellos silenciosos soldados ataviados de negro, con su general al frente dirigiendo la magnífica obra. Toda la estancia se estremece, cada uno de los miembros del público contiene el aliento, temerosos de romper tan hechizante escena. A una misma señal, todos levantan sus armas, haciendo que los focos arrancasen destellos dorados, plateados y negros a los instrumentos. La obra comienza. La magia se libera, en forma de vibraciones que inundan los oídos y los corazones como bombas de colores vivos y sentimientos enterrados. Comienza el viaje en el mágico barco.

domingo, 21 de octubre de 2012

Los últimos suspiros + UN AÑO DE BLOG!


No he podido descansar tranquilo hasta que he vuelto a entrar en éste, mi viejo rincón, mi roído baúl de los pensamientos. Echaba de menos sentir las palabras fluir con la música en un texto corto, de esos sin más objetivo que el de desahogarme y dejar escrito un pedazo de mi. Como no dejo de excusar, estoy enfrascado en mi novela, en la novela del Príncipe como protagonista. Es para mí un sueño hecho realidad escribir esa novela, aún así se echa en falta escribir textos cortos de esos llenos de palabras y pensamientos subjetivos. Pienso volver y hacer de ésto una rutina como hacía antaño. No habrá novela sin blog, lo necesito para alimentar mi alma. Dicho esto, os dejo con un texto que recomiendo escuchar con la BSO de El Padrino.

__________________________________________________--------- . . .


Sonríe, suelta una carcajada que hace que su aliento se torne en vaho, le roba otra calada a su puro. Aquella noche estaba cómodamente sentado en el banco de un parque, sólo, fumando y observando el reflejo de las estrellas en el agua de un calmo lago. Nadie caminaba por las calles de la ciudad, nadie se paraba a observar, nadie esperaba a nadie y nadie se reía de las bromas de nadie, sólo silencio.
 Resopló, mezclando el humo del tabaco con el vaho de su aliento. Comenzó a tararear en voz baja un viejo vals francés, recordando el hermoso cantar del acordeón y la guitarra clásica que, como enamorados, realizaban aquel hermoso dueto.
 Se sentaba a un lado del banco, recogido en su gabardina, casi parecía que esperara a alguien. Alguien que no había venido en aquellos largos años. Chupó del puro, haciendo que el extremo encendido iluminara brevemente su rostro bajo el gorro. Extendió una sonrisa ilusionada cuando avistó a la única persona del mundo que le importaba y que venía envuelta en una gabardina parda y una bufanda, las manos en los bolsillos. Aquel joven era como su hijo, de vínculo que no de sangre. Se sentó junto a él en aquel solitario banco del parque, y observó como él aquel lago.

- Hace mucho frío, deberías volver a casa. -le dijo aquel joven.
- Aquí se está mejor que en casa. -respondió el hombre del puro.
- Quizá podríamos charlar, visto que no piensa escuchar mi consejo.

El anciano con el puro rió solamente, soltó el humo del tabaco y miró al joven a los ojos.

- Llevo todo el día charlando y hablando. Ahora, lo único que me apetece es pensar en silencio y mirar cómo pasa la vida. Si te apetece, podrías mirarla conmigo.

El joven lanzó una sonrisa que se perdió en la noche, suspiró resignado y se puso a observar los solitarios árboles del parque. Se limitó a mirar la vida, algo que se le escapaba a su joven espíritu. Pero no al viejo corazón del anciano, que sonrió por tener por primera vez alguien que le hiciera compañía.

viernes, 29 de junio de 2012

Oda a Italia.

Antes de nada, perdón por la tardanza. Casi un mes sin escribir nada me duele a mí más que a cualquier lector, aún así no he estado haciendo el vago. Mi novela progresa, para finales de año estará acabada y lista para mandar a las editoriales. Espero que si alguno tiene oportunidad llegue a leerla; pero con solo ver mi obra en una estantería de una tienda de libros creo que lloraría de la alegría. Escribiré alguna más después de esa, así que tengo mucho sobre lo que novelar antes de soltar la pluma, que pienso llevar en las manos hasta el día de mi muerte. No quiero ser pesado, aquí va una entrada que imaginé mientras veía la película "Nine". Con decir una pequeña opinión me alegraréis el día!
___________________________________________________________ _ _ _ _ _ _ _ _ .

Se levanta el humo. Aparece una figura, una diosa, una musa en forma de mujer, el sueño hecho persona. Cuando todo se aclara, ella sale de entre las volutas de humo con los pies desnudos, el pelo suelto y la sonrisa pícara pero inocente que siempre viste a juego con sus enormes ojos pálidos del color de la luz blanca. Llega ella, la magia capaz de sacar tantas cosas de ti... tantas, tan brillante te transforma, que ni a ti mismo puedes reconocerte. Intentas observarla, pero ella juega a esconderse, haciendo tus ganas de verla aún más insaciables, haciéndote buscarla entre cortinas blancas y pensamientos escondidos de deseo y amor loco. Cuentan que a veces se la puede ver transformada en imagen, sólo desde detrás de la lente, y que cuando Italia se muestra a la pantalla y toma forma, en ese momento nada es más real. Nada se vuelve más real que la locura de crear arte en ella, de homenajear su fantasía y su imagen.

El artista se sacrifica en ese instante de ignorancia: El artista da su cordura y su mente para entregar su vida a un arte que acabará por consumirlo, quizás hasta la locura, pero siempre para delicia del que contempla su obra. La perdición del genio, la autodestrucción del pecado y el amor prohibido... Así ocurre con tantísimos hombres de música y de pintura, que odiándose a sí mismos y a su pincel, hacen llorar de emoción a su admirador con una obra maestro en donde el propio maestro es incapaz, en ocasiones, de reconocer.

Italia es muchas cosas, un concepto demasiado inmenso. Italia es mito, es leyenda, es lugar, es amor prohibido y salvaje, es romance y cariño, es una mujer inocente, es el lazo irrompible de los hermanos de vínculo y no de sangre, es arte en estado puro. Es como un deseo irrefrenable. Italia es joven, extraña, confusa, a veces tan profunda, y sin embargo tan traviesa como uno mismo imagine.




sábado, 9 de junio de 2012

Viajero solitario.

"Alguien tenía que hacerlo", había susurrado para sí mismo cuando se preguntó el por qué de su partida.
Esa era la excusa, pero no el verdadero motivo de su marcha. El Alquimista abandona su hogar, lo deja absolutamente todo, pero ¿por qué le iba a importar? La recompensa era mayor: Libertad. Ahora sería libre, un Peter Pan, volaría por cielos de lugares viejos que nadie había visto, conocería leyendas nuevas y otras muertas. Galaxias lejanas, estrellas marmóreas, titanes de zafiro y plata, esa era la promesa.

Pasó el tiempo, decidió que había sido la mejor decisión de su vida. Aún así, no siempre había salido todo bien. Muchas estrellas se apagaron, muchas vidas se perdieron si que él pudiera hacer nada, había visto venir sobre muchos el horrible destino y su condena inevitable. Porque cuando eres un viajero, el destino te dice qué no debes hacer. Y eso es muy duro, sobre todo cuando el destino te obliga a soltar la mano de alguien a quien podrías salvar con un tirón...

Durante todo ese tiempo, el Alquimista había echado una sola cosa en falta. La compañía. Llevaba mucho tiempo viajando solo, y ni un solo momento había dejado de sentir la ausencia de alguien con quien compartir todo aquello. Tantos planetas olvidados, tantos lugares maravillosos, tantas razas sobrenaturales y mil veces más inteligentes de lo que pudiera soñar. Pero todo eso, sin alguien a quién contárselo, sin alguien con quien hablar, sin alguien que te abrace cuando el desastre llegue a tu puerta. Pero ese era el destino del Alquimista. Viajero, solitario, casado con las constelaciones, montaraz de sueños.

Escrito por: El Príncipe Alquimista. Pd:Os quiero.

sábado, 2 de junio de 2012

Nada queda.

Acaricia la mesa en la que tanta tinta había derramado tiempo atrás, triste de verla tan limpia. Nada queda de lo que fue, ningún susurro escondido, ni retazos del sueño, nada de aquella vieja música. Pero ya nada importa, nadie más volvería nunca a escuchar sus historias o a leer sus escritos. Quizás, ya no le quede nada por decir...

Después de ver todo arrebatado y destruido, fue la venganza lo último que quedó. Pero después de la venganza, la nada absoluta. ¿Qué fue de todas aquellas viejas glorias? ¿Y los caballeros, y los enamorados, y los héroes? Todo se desvanece así como viene, el secreto está en cómo lo disfrutamos antes de verlo ir. Con suerte, quizás alguien pueda aprender algo de él; quizás pueda dejar su legado y su moral a alguien todavía sediento de saber. Pero para él... No existe paraíso para el vengador, así que no descansará nunca, no morirá mientras queden buenas almas a las que vengar, a las que tapar en el frío invierno de la oscuridad. Abandona la habitación, su lema en los labios, y se queda solo...

lunes, 14 de mayo de 2012

Imaginando, ilusionando.

No hacerse falsas ilusiones es, sin lugar a dudas, la mayor estupidez que comete el cerebro sobre el alma. Vivimos de ilusiones, sin hacer distinciones entre verdaderas y falsas.

Una ilusión es algo tan maravilloso como sentir que un sueño puede ser logrado en cualquier momento. Cuando tenemos un sueño muy importante, éste es capaz de hacernos mecernos en los laureles de lo imposible; pero cuando ese sueño puede ser realizado, entonces es una ilusión la que nos calienta el pecho y nos susurra cosas fantásticas a los oídos. Es sentir una estrella en el corazón, es sentir una canción compuesta con el alma, es sentir que eres capaz de hacer que tu país sea donde te lleven las corrientes del viento.
Existe por otra parte una especie peligrosa, esclavos de la realidad y prisioneros del infortunio; personas que se cansaron de tirar ilusiones y que no supieron entender que la moneda tenía dos caras. Personas que ven las esperanzas como "algo irrealista". Los sueños no tienen nada de realista para esas personas, ya que no son capaces de hacerlos realidad, así que quizás sí que tengan razón. Pero esto es algo sólo aplicable a los que no son como tú y como yo y que no son capaces de creer. Porque ser realista no tiene por qué ir de la mano con ser pesimista, también el realismo es el que hace que las flores de la esperanza florezcan. ¿Cuántos no se han pasado los ratos pensando "y si al final lo fastidio"? Ahí es cuando el realismo se vuelve útil y nos despeja la mente, pero siempre cuidando que ese realismo no se vuelva en nuestra contra y nos haga apagar la llama del querer.


Porque si querer es algo malo, culpable soy. Y si amar es vivir, por mil años podré escribir sobre ello.  Y si algo hago bien en esta vida, es comprender que cuando tiras una moneda, ésta tiene una cara, una cruz y un canto. Una tercera cara, que sale sólo algunas veces y que nos trae cosas desconocidas y fantásticas.


Os quiero: El Príncipe Alquimista

miércoles, 9 de mayo de 2012

Relato corto: Los sueños de Alice.


Alice seguía totalmente quieta, incapaz de moverse. A sus pies había un barranco descomunal, un cañón inconmensurable. Ella estaba justo al borde, atada de manos y pies a un poste en el que tenía apoyada la espalda. ¿Qué hacer ahora? No sabía cómo había llegado hasta ahí, lo único que sabía era que había despertado atada al borde del precipicio.
 Justo cuando se estaban desprendiendo un par de trocitos de la gran pared, cerró los ojos casi sin quererlo y cayó presa de un sueño inmediato, casi artificial. Cuando los abrió, ya no había oscuro barranco a sus pies. Estaba tumbada en el suelo, sobre un césped húmedo que la estaba calando hasta los huesos. Se levantó, observó que llevaba un extraño vestido negro que no había visto nunca; a continuación se examinó las muñecas en busca de las marcas de las ataduras, que parecían haber desaparecido. Entonces, alzó la vista, y todo lo que vio fueron lápidas de piedra, flores sobre algunas de ellas y un par de sauces dando sombra. Alice tampoco conseguía reconocer este lugar. Vio que había una lápida que estaba delante de un hoyo recién cavado y sin tapar, y decidió acercarse a echar un vistazo. Al fondo del agujero había un ataud sin tapa en el que descansaba su hermana, vestida de blanco y con las manos cruzadas sobre el pecho. Era imposible, creía haberla visto recientemente... Aunque claro, eso fue antes de despertar a los pies de un acantilado.
 Entonces, se percató de que tenía fuertemente agarrado en una mano un papel blanco. Desdobló el arrugado papel y pudo leer: "Hola, Alice. Uno de los lugares en los que has aparecido es real, el otro es un sueño. Un producto de tu mente. Elige el correcto y despertarás. Si eliges el sueño dormirás en él por siempre."
 Alice lo tenía claro: A pesar de que no tenía la más remota idea de la respuesta, élla no quería creer que un mundo en el que su pequeña hermanita estuviera muerta fuese real. Alice cerró los ojos y susurró: -No quiero esto. Elijo el otro".

Alice abrió los ojos, estaba  en el precipicio, atada de pies y manos contra el poste. ¿Había acertado? ¿Estaba despierta? ¿Estaba su hermana a salvo? El suelo comenzó a resquebrajarse a sus pies. Alice sintió que caía hacia la oscuridad de la sima, unida aún al poste. Y caía, más y más profundo...

Abrió los ojos. Estaba en su cuarto, acostada en su cama. Fue cuando comprendió: Ambos lugares eran sueños. No había cementerio, no había barranco. Estaba en casa.
- ¡Alice, despierta!- le gritó su hermana desde la puerta de su habitación.
Todo había sido un mal sueño, pero había sido tan real... tan real había sido, que aún tenía sujeto en su mano el papel.

domingo, 29 de abril de 2012

Gotas como perlas.

Llueve. Para algunos, esta expresión significa muchas cosas.

Aceras de ladrillo mojadas, charcos en los bordes de las calles, focos de coches que se reflejan en el suelo empapado, la gente desaparece en las calles. Por una vez, todos nos callamos al mismo tiempo y disfrutamos del leve tambor de la lluvia. Casi parece que puedas escuchar una leve melodía de Blues, muy bajita, casi inaudible...

La lluvia hace salir todo tipo de sentimientos, es cuestión de las personas: Unos se acurrucan en sus mantas, junto a aquellos que más quiere, buscando calor, cobijo y compañía para luego sumergirse en ese letargo que sólo las gotas en el cristal interrumpen... Otros se sientan junto a la ventana mientras meditan en cosas que siempre acaban en el mismo punto, dejando que las nubes y los truenos les ayuden a pensar mejor.
Otros, simplemente nos sentamos en cualquier esquina desde la que se oiga llover, escondidos, lejos de todo, y allí escribimos nuestras historias...

Todo tiene su música, todo cobra una vida invisible y celestial, una felicidad privada e irresistiblemente deliciosa, nos sentimos maravillosamente bien junto a la melancolía de la lluvia, junto a su lejana compañía, apreciando la maravilla de su calma y su silencio, su abrazo distante, su forma de embellecer la soledad. Entonces me paro a observar un pequeño detalle: una rosa, abierta, de un color rojo brillante, coronada por mil perlas de cristal que la lluvia ha puesto delicadamente sobre sus pétalos.

¿Hay algo más bello que alguien con el pelo mojado? No conozco ninguna visión capaz de superar al de esa persona con el pelo mojado, perlado de gotas, pegado a un rostro empapado, las ropas pegadas al cuerpo... Si existe algo más bello, no es de este mundo.

Qué no daría yo por verla empapada, con la cara y el pelo llenos de gotas, poder ir hacia ella y besarla bajo mi paraguas