viernes, 29 de junio de 2012

Oda a Italia.

Antes de nada, perdón por la tardanza. Casi un mes sin escribir nada me duele a mí más que a cualquier lector, aún así no he estado haciendo el vago. Mi novela progresa, para finales de año estará acabada y lista para mandar a las editoriales. Espero que si alguno tiene oportunidad llegue a leerla; pero con solo ver mi obra en una estantería de una tienda de libros creo que lloraría de la alegría. Escribiré alguna más después de esa, así que tengo mucho sobre lo que novelar antes de soltar la pluma, que pienso llevar en las manos hasta el día de mi muerte. No quiero ser pesado, aquí va una entrada que imaginé mientras veía la película "Nine". Con decir una pequeña opinión me alegraréis el día!
___________________________________________________________ _ _ _ _ _ _ _ _ .

Se levanta el humo. Aparece una figura, una diosa, una musa en forma de mujer, el sueño hecho persona. Cuando todo se aclara, ella sale de entre las volutas de humo con los pies desnudos, el pelo suelto y la sonrisa pícara pero inocente que siempre viste a juego con sus enormes ojos pálidos del color de la luz blanca. Llega ella, la magia capaz de sacar tantas cosas de ti... tantas, tan brillante te transforma, que ni a ti mismo puedes reconocerte. Intentas observarla, pero ella juega a esconderse, haciendo tus ganas de verla aún más insaciables, haciéndote buscarla entre cortinas blancas y pensamientos escondidos de deseo y amor loco. Cuentan que a veces se la puede ver transformada en imagen, sólo desde detrás de la lente, y que cuando Italia se muestra a la pantalla y toma forma, en ese momento nada es más real. Nada se vuelve más real que la locura de crear arte en ella, de homenajear su fantasía y su imagen.

El artista se sacrifica en ese instante de ignorancia: El artista da su cordura y su mente para entregar su vida a un arte que acabará por consumirlo, quizás hasta la locura, pero siempre para delicia del que contempla su obra. La perdición del genio, la autodestrucción del pecado y el amor prohibido... Así ocurre con tantísimos hombres de música y de pintura, que odiándose a sí mismos y a su pincel, hacen llorar de emoción a su admirador con una obra maestro en donde el propio maestro es incapaz, en ocasiones, de reconocer.

Italia es muchas cosas, un concepto demasiado inmenso. Italia es mito, es leyenda, es lugar, es amor prohibido y salvaje, es romance y cariño, es una mujer inocente, es el lazo irrompible de los hermanos de vínculo y no de sangre, es arte en estado puro. Es como un deseo irrefrenable. Italia es joven, extraña, confusa, a veces tan profunda, y sin embargo tan traviesa como uno mismo imagine.




sábado, 9 de junio de 2012

Viajero solitario.

"Alguien tenía que hacerlo", había susurrado para sí mismo cuando se preguntó el por qué de su partida.
Esa era la excusa, pero no el verdadero motivo de su marcha. El Alquimista abandona su hogar, lo deja absolutamente todo, pero ¿por qué le iba a importar? La recompensa era mayor: Libertad. Ahora sería libre, un Peter Pan, volaría por cielos de lugares viejos que nadie había visto, conocería leyendas nuevas y otras muertas. Galaxias lejanas, estrellas marmóreas, titanes de zafiro y plata, esa era la promesa.

Pasó el tiempo, decidió que había sido la mejor decisión de su vida. Aún así, no siempre había salido todo bien. Muchas estrellas se apagaron, muchas vidas se perdieron si que él pudiera hacer nada, había visto venir sobre muchos el horrible destino y su condena inevitable. Porque cuando eres un viajero, el destino te dice qué no debes hacer. Y eso es muy duro, sobre todo cuando el destino te obliga a soltar la mano de alguien a quien podrías salvar con un tirón...

Durante todo ese tiempo, el Alquimista había echado una sola cosa en falta. La compañía. Llevaba mucho tiempo viajando solo, y ni un solo momento había dejado de sentir la ausencia de alguien con quien compartir todo aquello. Tantos planetas olvidados, tantos lugares maravillosos, tantas razas sobrenaturales y mil veces más inteligentes de lo que pudiera soñar. Pero todo eso, sin alguien a quién contárselo, sin alguien con quien hablar, sin alguien que te abrace cuando el desastre llegue a tu puerta. Pero ese era el destino del Alquimista. Viajero, solitario, casado con las constelaciones, montaraz de sueños.

Escrito por: El Príncipe Alquimista. Pd:Os quiero.

sábado, 2 de junio de 2012

Nada queda.

Acaricia la mesa en la que tanta tinta había derramado tiempo atrás, triste de verla tan limpia. Nada queda de lo que fue, ningún susurro escondido, ni retazos del sueño, nada de aquella vieja música. Pero ya nada importa, nadie más volvería nunca a escuchar sus historias o a leer sus escritos. Quizás, ya no le quede nada por decir...

Después de ver todo arrebatado y destruido, fue la venganza lo último que quedó. Pero después de la venganza, la nada absoluta. ¿Qué fue de todas aquellas viejas glorias? ¿Y los caballeros, y los enamorados, y los héroes? Todo se desvanece así como viene, el secreto está en cómo lo disfrutamos antes de verlo ir. Con suerte, quizás alguien pueda aprender algo de él; quizás pueda dejar su legado y su moral a alguien todavía sediento de saber. Pero para él... No existe paraíso para el vengador, así que no descansará nunca, no morirá mientras queden buenas almas a las que vengar, a las que tapar en el frío invierno de la oscuridad. Abandona la habitación, su lema en los labios, y se queda solo...