Hay quien cree que el hecho de levantarse de la cama y
obligarse a ser más que ayer le parece una tontería. Quizás sea algo que ya
algunos habréis oído tantas veces que os parece tonto. Sin embargo, sé que
algunos de vosotros todavía tenéis sueños, y creéis, al igual que creo yo, que
el mero hecho de que amanezca tiene un sentido. Un sentido que da explicación
al simple hecho de estar vivo para así poder levantarnos un día más.
Creo que las personas, el mundo, son algo muy grande que no
podemos entender. Porque cada persona es un mundo, y si ni siquiera podemos
entender el de cada uno, ¿cómo entender el de tantos que nos rodean? Si cada
persona es un mundo, entonces cada ínfima y diminuta cosa que existe y que
podemos sentir es distinta para cada persona. Es por eso que cosas como el que
sea de noche o de día puedan tener tantísimos significados.
Aunque esto pueda parecer un caos, una confusión absoluta o
un extraño punto de vista, en realidad es un hecho realmente precioso. Porque
del mismo modo, la vida puede tener miles de millones de significados
diferentes, de razones para vivirla. Miles de millones de razones para
levantarnos cada mañana y ser un poco mejores… algo tan simple que se nos
escapa.
Cada detalle, cada acto de odio, o de compasión y amor,
construyen gota a gota nuestro futuro. Quizás alguien piense: “Un detalle sin
importancia da igual, total, una gota no es nada…”. Claro que no importa. En
realidad, una gota no tiene ningún valor en un océano. Pero, ¿qué es un océano
sino el magnífico e inmenso resultado de miles de millones de gotas?