jueves, 23 de febrero de 2012

La Noche de los Tiempos (pequeño relato)


El Universo nació de noche, ya que todavía no había soles ni estrellas.
Al principio todo era oscuro, cubierto de tinieblas. Pero no era una oscuridad malvada y desoladora, como se empeñan en narrarla: Era una noche tranquila y eterna, un lugar que no existe. Un pedazo de realidad, apartada y vacía. Todo estaba vacío, bloqueado en el fondo de la existencia, todo en penumbra y sin un atisbo de brisa, ni de vida, ni de nada.
Todo empezó con esta Nada. Este pedazo de inexistencia, este páramo olvidado y eterno fue apodado por los antiguos como La Noche de los Tiempos. Y así, una vez la realidad se hubo estabilizado y el Tiempo hubo empezado a correr, sucedió la primera cosa; el primer suceso, el primer milagro:
En una caverna bien profunda, en las entrañas de la Noche, en una cicatriz muy profunda de la tierra, se creó una luz. Algo tan mínimo, insignificante y nimio como una luz, que sin embargo y a pesar de su simpleza, fue el principio de todo. Se dice que la verdadera historia comienza con esa primera luz, ya que fue el primer acontecimiento posterior a la creación del Tiempo.
 Esta luz era de magia y pura alma, por lo que cobró conciencia al instante. Esa luz fue la primera forma de vida y magia, el Milagro Original. La luz avanzó por las profundidades sombrías y cavernosas de aquella gran cicatriz, iluminando esas paredes por vez primera, produciendo sombras y despertando retazos de magia a su paso: La Noche comenzaba a despertarse gracias a esa luz, sintiendo el cálido abrazo de su magia.
Poco a poco, mientras la luz avanzaba errante e incansablemente, otras almas que habían despertado se le fueron uniendo. Esas almas tomaron forma de luz como había hecho la otra, y poco a poco fueron cada vez más. Avanzaron sin parar, en dirección a la superficie, a cielo abierto, en dirección al cielo sin astros de la Noche de los Tiempos. Las luces se unían en un mismo camino, en una misma dirección, brillando con más fuerza cada vez que una más se iba uniendo. Al final, fueron tantas luces que no había como contarlas, pues todas parecían una sola. Unidas, subiendo a la superficie a través de las cicatrices de la tierra.
Cuando llegaron a la superficie, ese momento quedó en todas y cada una de las Almas Originales. No solo ese grupo de luces había viajado, sino que muchísimos miles de luces más habían buscado la superficie por otros caminos. Todas llegaron a la vez, y entonces iluminaron por primera vez ese suelo. Las luces se alzaron poderosas, salieron de la tierra y brillaron todas juntas. De cada cueva, cada boquete, cada caverna y cada sombra, salieron miles y miles de luces, todas en la misma dirección: Hacia arriba. Todas las luces comenzaron a alzarse hacia el cielo, subiendo cada vez más y más y más alto…
Entonces, todas las luces ocuparon el universo. Así fue como nacieron las estrellas. Las estrellas y los soles habían salido de la tierra y habían ocupado el firmamento, y brillaron con fuerza y majestuosidad. Formaron galaxias, constelaciones y cúmulos infinitos.
Así fue cómo comenzó un nuevo periodo de tiempo, ya terminada la Noche de los Tiempos. A esa época se la llamó el Alzamiento de las Sombras, ya que se dice que cuando las luces subieron, hicieron que las montañas y las formaciones produjeran grandes sombras, que se alargaban contra más subían las luces hacia el firmamento.
Así, una vez las estrellas y los soles hubieron ocupado el universo, la gigantesca tierra madre se dividió por causas insospechadas. Éste fue el principio de la era llamada como el Alzamiento de las Sombras: El gran pedazo de mundo en cuyas cavernas habían nacido las estrellas, explosionó desde su núcleo, e inmensos y gigantescos pedazos de esta primera Tierra Madre se esparcieron por todos los rincones del Universo. Estos trozos fueron moldeados con el paso de los tiempos, y acabaron convirtiéndose en lo que llamamos planetas.
Se dice que entonces, en algunos planetas, algunas de las Primeras Luces bajaron y crearon la vida. A esa gran explosión la llamamos hoy en día con el nombre de Big Bang 

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