sábado, 27 de octubre de 2012

Música, amor y personas. El Concierto.


Uno a uno, me voy abotonando la camisa negra, ésa que sólo me pongo en las ocasiones más especiales: Cuando voy a hacer música.
Me gusta definir la Música como la única cosa que existe en el mundo que es capaz de hacer que mis pelos se ericen, mis lágrimas surjan y mis sentimientos se encuentren.
Es un ritual lleno de magia y sensaciones, no todos alcanzan a comprender el sentimiento que lo embarga todo cuando las cuerdas vibran y los metales dorados y plateados llenan todo de sonidos y de ritmos celestiales. En diferentes lugares, diferentes casas, diferentes rincones del mundo, todos los miembros de aquel ejército de inmortales se abotonan las camisas negras y sonríen al espejo, ansiosos de subir al escenario.
 Son muchísimos, pero ninguno es igual al anterior. Mientras una chica se muerde las uñas presa de los nervios, otro chico se ajusta su pulsera de la suerte con toda la tranquilidad. Uno a uno, cogen sus armas, sus instrumentos, aquella parte de su alma hecha de metales dorados, cuerdas cristalinas y llaves intrincadas. Todos se preparan para el gran momento, una vez más.
 Es maravilloso pensar cómo, aunque no existen dos músicos iguales, a todos los une esa pasión compartida, ese anhelo por el sonido perfecto de las armonías y esa satisfacción de ver el duro trabajo dar su fruto. A todos los une una misma causa, el corazón de todos ellos está forjado de la misma materia diamantina a la que llamamos Música.
Al fin, uno a uno, todos los componentes del ejército suben al escenario. Todos aquellos silenciosos soldados ataviados de negro, con su general al frente dirigiendo la magnífica obra. Toda la estancia se estremece, cada uno de los miembros del público contiene el aliento, temerosos de romper tan hechizante escena. A una misma señal, todos levantan sus armas, haciendo que los focos arrancasen destellos dorados, plateados y negros a los instrumentos. La obra comienza. La magia se libera, en forma de vibraciones que inundan los oídos y los corazones como bombas de colores vivos y sentimientos enterrados. Comienza el viaje en el mágico barco.

5 comentarios:

  1. Oh Dios mío, los vellos como en el anuncio de Chocolates Valor. Increíble.

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  2. leerlo me ha dejado una sensación increible. Eres genial describiendo, en serio :)
    Maca

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  3. Muchos momentos de mi vida cobran sentido cuando leo tus letras. :)

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  4. Muchísimas gracias a tod@s los que me estais apoyando en mi proyecto de escritor :) Sois lo mejor, gracias <3

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  5. Hola! Soy Clara, me he estado cruzando contigo en repen todo este año... No sabía que escribias, me ha encantao esto, en serio :)) Enorme!

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