martes, 24 de enero de 2012

Lágrimas caen.

Él se despide hace poco de su verdadero amor, su luz, su faro de Alejandría. El tunel es oscuro e incierto, no hay escapatoria posible. No puede mas. Llora desconsoladamente, mientras su nariz se tapona, sus ojos se contraen con fuerza y la manga derecha de su sudadera se humedece con lágrimas. Tiene miedo. De quedarse solo, de no encontrar la luz ahora que el faro se apaga, de ahogarse en el mar, solo, sin nadie que llore su perdida ni pueda encontrarle.

Entonces, recuerda a otra persona. Alguien extraño, curioso, tremendamente lleno de belleza. Una luz en el mar. Él no quiere despedirse de su antiguo faro, lo desea demasiado, pero asume que nunca llegará a él. Sin embargo, ese alguien extraño, la nueva luz, le llama y lo atrae con demasiada fuerza.

Entonces, mira las dos luces, la que desea y nunca alcanzará, y la otra, bella y deseable. Se hunde, porque no quiere ir hacia la luz nueva. Porque sabe que si decide ir a por ella, quizás ésta se apague y huya de él.

¿Por qué no ir hacia la nueva luz? Brilla con fuerza, esperanzadora, quizás esa luz le salve.
Porque tiene miedo de que si intentara ir a por la luz, se desvanezca igual que hizo su antiguo faro. Dicen los antiguos que cuando alguien te hiere de verdad, empiezas a temer a los que se parecen a él.

Pero he aquí, la pregunta que mas le asusta. La que le quita el sueño:

¿Hundirme por si esa luz me traiciona como hizo la otra, o asumir mi erranza y navegar solo?

Prisionero de las dudas, llora. Su barca se llena de lágrimas, la barca boza, y se hunde. Él no hace nada, preso de la desazón, sino hundirse en el agua. Baja, cada vez más profundo, y allí abajo, suelta su última bocanada de aire.
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Espero que os guste este texto, cada palabra me ha costado una gota de sangre.

1 comentario:

  1. nunca navegues solo, esta luz no tiene por que traicionarte, y recuerda que algunas luces son muy caprichosas se encienden y se apagan según ellas quieran, no temas a la traición, vive tranquilo vive según tu quieras que el miedo no agarrote tu garganta e impida decir lo que quieras o que el temor te detenga y te niegue lo que quieres hacer

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